sábado, octubre 24

romeo + juliet


De pequeña quería ser princesa en cuentos de hadas. Luego, sapo tras sapo, dejó de creer en las historias de amor, que quedaron en ilusiones para niñas, como Papá Noel. Había perdido completamente la fe en esas cosas, y hacía tiempo que había dejado de buscar príncipes de todos los colores.

Quien iba a decirle a aquella incrédula que sus ilusiones infantiles no estaban del todo equivocadas, que un día viviría el mejor cuento de hadas jamás escrito. Simplemente, porque no era un cuento; era real.


1 comentario:

. dijo...

No hay nada mejor que hacer los cuentos reales.
Aunque no haya grandes banquetes, ni castillos, ni tampoco grandes carrozas.
Sólo una cena en casa, un piso y un coche.